El lago de España y "Mar de Castilla": el Lago de Sanabria
Físicamente es un lago pues posee las dimensiones y
profundidad para ello.
Conocido por muchas más denominaciones:
- Lago de San Martín de Castañeda à por un monasterio de dicho nombre que existió en sus inmediaciones. Actualmente el lago lo preside en las alturas el pueblo de San Martín de Castañeda.
- Lago del Tera à al constituir un ensanchamiento del río Tera, el cual le aporta sus aguas.
- Lago de Benavente à debido a su pasada posesión por los Condes de Benavente los cuales, en una de sus islas, construyeron un soberbio palacio atraídos por la belleza y encantos de la zona. Se dice que Felipe II degustó una de las enormes truchas agasajado por el conde.
- Lago de Villachica pues fue el Marquesado de Villachica su último poseedor.
Pero es sin duda su denominación del Lago de Sanabria la más conocida en la actualidad. Se calcula en más de 160 millones de metros cúbicos su capacidad. Una longitud de 3000 metros aproximadamente y una mayor anchura de casi 1500. La mayor profundidad es de 51 metros calculándose una profundidad media de 25/30 metros.
Pero no sólo eso es el lago. Es mucho más. Es el Mar de Castilla.
“Aquí clavo mi bastónaquí salga un gargallónaquí cavo mi ferreteque salga un gargallete”
Comenzó a brotar el agua y el pueblo quedó anegado. Salvándose solo el horno que conforma hoy la única isla del lago.
La leyenda continúa intentando rescatarse las campanas de la iglesia que quedaron sepultadas por el agua. Una de ella se rescató y la otra le decía:
“Tu te vas, Verdosa,yo me quedo, Bamba,y hasta el fin del mundono seré sacada”
Y es D. Migue de Unamuno quién utiliza la leyenda, Ribadelago, San Martín de Castañar y el “Mar de Castilla” para ambientar su novela San Miguel Bueno, Mártir. Reconstruyó la ciudad de leyenda como su Valverde de Lucerna:
“Campanario sumergidode Valverde de Lucernatoque de agonía eternasobre el caudal del olvido”
En el inicio del libro presenta Unamuno un Ribadelago plagado de gente humilde, pobre, sencilla y austera. Muy alejados del poco progreso que en esa época había en España. Y aunque él mismo comenta que no es la gente que quiere plasmar y hacer vivir en su Valverde de Lucerna, esa pobre gente sería, casi 30 años después de escribir su novela, víctima de la rotura de la presa Vega de Tera. La desgracia se cebó con ellas.
La noche del 9 de enero de 1959 el agua se lanza enfurecida por el cañón del río Tera arrasando con todo lo que encuentra a su paso tras la rotura de la presa. Una de ellas es el pueblo de Ribadelago donde 144 personas murieron y 97 casas fueron destruidas. Muchos de los cuerpos no se encontraron y duermen junto a la campana de Valverde de Lucerna que la noche de San Juan repica según la leyenda. Si te sumerges en el lago la podrás oír.
Y ese mismo Mar abastece de truchas al mismo Alejandro Dumas y las refiere del siguiente modo. “Otra parte de España es nombrada por sus truchas ordinarias y sus truchas asalmonadas: es la Puebla de Sanabria, cerca de la cual está situada el lago”.
Ni está en Castilla ni lo llama así nadie.
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